miércoles, abril 25, 2007

Un año de blogger

Hace hoy un año que empecé mi aventura en blogger. Puede que por eso, invadido por la nostalgia, haya decidido dedicar un rato a releerme.

Empiezo por “Una nueva etapa”, el post con el que inauguré el blog. Y a medida que voy leyendo, con una media sonrisa, me doy cuenta de lo mucho que he cambiado, de que cambio cada día.

Nunca conseguí hacer un diario. Al cabo de un par de días me aburría, lo dejaba de lado, así que todo parecía indicar que con el blog pasaría lo mismo. ¿Acaso un blog no es una suerte de diario público?

Sigo recorriendo el blog, prestando especial atención a los comentarios, descubriendo post a post un pequeño grupo de lectores, de amigos que me han acompañado a lo largo del viaje. Y de repente, lo sé. Vosotros sois los que hacéis que este blog tenga sentido.

Resulta extraño pensar que gente que no conozco juegue un papel tan importante en mi vida, pero es así: vosotros habéis sido testigos de todo lo que he vivido a lo largo de este año; os he contado cosas de mi que no sabía casi nadie, me habéis aconsejado y apoyado. Os habéis portado como unos verdaderos amigos.

Por todo eso os deseo, a todos, un feliz año nuevo.

Muchas gracias por estar siempre ahí.

viernes, abril 20, 2007

Deshumanizados

Ayer, como todos sabréis tuvo lugar una masacre en el campus de la Virginia Tech. Un estudiante -violento y depresivo, como nos repiten constantemente- decidió que había llegado el momento de hacer algo con su vida. De cambiar las cosas. Compró dos pistolas y asesinó a sangre fría a treinta y dos de sus compañeros. Luego se suicidó, rubricando el final perfecto de una de sus macabras obras de teatro.

Pese a que la noticia ha copado todas las portadas de esta semana, no es la tragedia quien me ocupa esta noche, sino la frialdad con la que hemos reaccionado ante ella.

Me indigno al comprobar que nadie se preocupa ya por las víctimas. Hemos banalizado la tragedia, transformándola en un espectáculo vía satélite. Alimentamos el fuego del morbo con los muertos del tiroteo, con datos, imágenes, declaraciones. Insaciables, conectamos cada vez antes nuestros televisores para recibir una dosis que nunca nos parece suficiente.

Es curioso que en una sociedad donde la muerte es un tema tabú, ésta presida nuestra mesa a diario; hemos banalizado el dolor y ya nada perturba nuestros duros corazones.

Porque los muertos de verdad ya no nos parecen reales.

He decidido dedicar mi último pensamiento del día a las víctimas de Virginia; mañana habrá otra gran noticia y si no lo evitamos, acabarán convertidos en un número archivado en un rincón de nuestras mentes.

En el mundo de lo sin, perder la humanidad es sólo cuestión de tiempo.

viernes, abril 13, 2007

Sueños

¿Cuáles son vuestros sueños?

Dejadme adivinar: ¿Una buena carrera? ¿una familia? ¿una casa con jardín?... ¿Ganar la Champions League?

Os contaré un secreto: todo el mundo sueña.

En un mundo oscuro, los sueños iluminan el camino que debemos seguir, nos dan un leit motiv; hacen que todo tenga sentido. En un ejercicio de absurda autosugestión, necesitamos convencernos de que nuestras vidas van hacia alguna parte, y los sueños son ese destino.

Pero por hermosos que parezcan nuestros sueños, el camino que nos lleva a ellos no siempre es fácil, y a veces no podemos conseguir aquello que queríamos. Y nos hundimos. Y fracasamos. Porque de nada sirve engañarse: a la larga, todo el mundo acaba cayendo.

En estas noches de estudio vacacional, he pensado mucho en mis sueños. En el éxito. En el fracaso. Y he pensado mucho en una valiosa lección que aprendí el año pasado: los sueños hay que lucharlos.

Cuando fracasas es inútil llorar, patalear, negar la realidad. Regodearte en tu desgracia no te sirve de nada si luego no te levantas para intentarlo de nuevo.

Y aunque puede que a muchos todos esto les resulte terriblemente obvio, a mí me costó cierto tiempo asimilar que nadie va a realizar mis sueños por mí; que si quiero algo, tendré que pelear por ello, y levantarme después de cada caída para intentarlo de nuevo. Asimilar que el verdadero fracaso sería rendirme sin haberlo dado todo antes.

Os lo creáis o no, pensar en todo eso es lo que me anima a robarle media hora al sueño para acabar un problema o releerme un test, a arrancar la hoja y volver a empezar. A centrarme en lo que importa. Porque esta sí que va a ser la buena.

Persigue tus sueños y alcanzarás la felicidad.

sábado, abril 07, 2007

Maternalismos

“Somos una generacion de hombres criados por mujeres, me pregunto si realmente otra mujer será la respuesta que necesitamos.”

Tyler Durden, El Club de la Lucha.

Hace ya un día que mi madre se fue a China, dejándonos solos en casa a mi hermana, mi padre y a mí durante los próximos diez dias.

Uno considera que ante un viaje de esa envergadura -tanto por la distancia como por la duración-, los preparativos le absorberían a uno por completo, mutilando cualquier pensamiento ajeno al visado, el destino o la preparación de la maleta (la cantidad de calzoncillos es un tema especialmente sensible). Sin embargo, los hechos han sido implacables conmigo plantando, como una bofetada en la cara, la cruda realidad ante mí.

Lo más importante antes de irte de casa es asegurarte de que tu familia coma.

Anteayer asistía, a punto de irme a la cama, al espectáculo de la intendencia: uno a uno, mi madre nos recordaba toda la comida que dejaba en la nevera, convenciéndose de que no nos faltaría de nada. Para asegurarse de que las cumpliéramos, replicaba sus indicaciones en una nota -que más bien parecía una carta- para la asistenta.

Con las instrucciones de mi madre aun retumbándome en la cabeza, no podía evitar preguntarme si tantas preocupaciones servirían de algo. ¿Acaso no sabríamos bajar al supermercado si nos quedábamos sin comida? ¿Acaso seríamos incapaces de hacernos una miserable tortilla si nos estuviéramos muriendo de hambre?

Pues bien, aunque lo de cocinar lo tenemos superado, por lo visto yo sí que tengo un problema con la compra.

La misma tarde de su partida, un viaje al supermercado en busca de pan se convirtió en un periplo por el colesterol y las grasas saturadas: papas y doritos a discreción, coca-colas, cereales, polos y saladitos. El pan, por cierto, se me acabó olvidando, despertando las iras de Marta.

Durante la cena pude comprobar que mi hermana se comportaba de un modo extraño. Había algo en ella… ¿cómo decirlo? Maternal. Era ella, la más pequeña, la que nos mandaba recoger la cocina: bastó un simple “dejadlo todo perfecto” para que nosotros accediéramos sin rechistar.

Ya en la cama, no podía dormirme. ¿Qué era lo que estaba pasando? ¿A qué se debía ese halo de autoridad que rodeaba a mi hermana? Y caí en la cuenta: ¡se había convertido en mi madre!

Y es que por lo visto, la expresión “son como niños” es completamente cierta. Los hombres, aunque crezcamos por fuera, nunca dejamos de ser niños por dentro. Niños que necesitan una madre. Pensad en una pareja que lleve cierto tiempo saliendo. En una noche de fiesta cualquiera, será ella quien le vigile, quien le sugiera cuándo parar de beber, y, en la mayoría de casos, quien le lleve a la cama. ¿Hay algo más maternal que eso?

Supongo que es ésta una relación simbiótica: mientras que el hombre recibe atenciones, mimos y alguna que otra reprimenda, la mujer se siente necesaria, madre atenta que cuida de su hijo pequeño y torpe. Sin embargo, eso no significa que en ciertas ocasiones pueda producirse el comportamiento inverso, apelando ella al comportamiento protector y paternal del hombre.

Después de mucho pensarlo, he llegado a una conclusión. A pesar de lo que diga Tyler Durden, no hay nada como el amor de una madre.

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.