miércoles, julio 11, 2007

Motivación

Hoy el iPod parece decidido a no dejarme dormir.

Mientras intentaba conciliar el sueño, cascos en ristre tal y como dicta mi costumbre, he empezado a repasar mi periplo universitario, que con el curso que ahora acaba, durará ya seis años.

Pasan por mi cabeza entremezclados los momentos felices y los tristes, las cosas aprendidas, la gente conocida. Los errores, las grandes decepciones y también las pequeñas satisfacciones del día a día.

Y mientras el iPod me sigue escupiendo canciones a quemarropa, empiezo a sentir la urgente necesidad de poner fin a todo esto, de seguir adelante y acabar con lo que he empezado.

Sumido en mis pensamientos, miro la hora para ver que ya son las cuatro; en los cascos, un poco de calma: el iPod parece querer darme una pequeña tregua y no voy a desaprovecharla.

Y mientras cierro los ojos me conforto pensando que mañana será un nuevo día, y que entonces quedará un día menos.

Por cierto, os prometo escribir pronto sobre otra cosa. Supongo que en este momento de mi vida no pienso en nada más.

Gracias por estar ahí.

martes, julio 03, 2007

Emoción, intriga...

Recuerdo que, de pequeño, las grandes revelaciones venían precedidas de la fórmula “emoción, intriga y dolor de barriga”. Y, por extraño que parezca, puede que sea el mejor modo de describir mi ansiedad frente al examen de mañana –que ya es el último-.

En los últimos veinte días me he ido obsesionando poco a poco con esta asignatura, con este examen, con la idea de tener que hacerlo bien; ahora, completamente preparado para enfrentarme a él, aparece la ansiedad del que sabe que no debe fallar.

Siempre he pensado que los exámenes son absurdos. Que haciendo proyectos o trabajos se medirían los conocimientos del alumnado de un modo mucho más justo. Que a veces, independientemente del esfuerzo y empeño puestos en el estudio, quedamos a merced de la suerte, de una “idea feliz” que nos rescate en mitad de un problema.

Pero las cosas son como son.

Vuelvo al estudio, a rebañarle las últimas horas a este día que me queda. Porque, como dice mi padre, “cuanto más estudias, más suerte tienes”.

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