Coincidencias
¿De qué la conozco? Durante los diez minutos que llevaba en la cola detrás de ella no había podido pensar en otra cosa; diez minutos repasando toda mi vida en busca de su cara, de esos ojos glaucos que me resultaban tan familiares. Era extraño. No la recordaba, y sin embargo estaba completamente seguro de conocerla de algo… ¿pero de qué?
Nervioso, y con la agobiante sensación del que rápidamente se está quedando sin tiempo, intentaba encontrar el mejor modo de abordarla. Parece una tontería, pero es tremendamente difícil entrarle a alguien en un lugar público, de día y de sopetón, sin parecer un ligón de poca monta.
¿De dónde había salido? Iba vestida un poco hippie, pero con ropa buena; era, por tanto, una niña bien. Tal vez eso sirviera. Me puse a buscarla en todos los sitios
Justo cuando iba a tocarle el hombro para llamar su atención, ella se apartó de la cola y se dirigió a la salida… ¡tenía que hacer algo! ¿por qué había perdido tanto tiempo pensando? ¡ya nunca sabría quién era!
Y entonces pasó algo. De repente se giró, se me quedó mirando un par de segundos y me espetó: “oye, tú y yo nos conocemos… ¿pero de dónde?”
¡Nos conocíamos!
Después de quince minutos de miradas incrédulas y absurda conversación, la chica misteriosa y yo nos despedimos sin haber conseguido descubrir más que nos conocíamos desde hace muchos años. Dos besos y un “hasta pronto” certificaron nuestro reencuentro. Pero la duda seguía ahí, en el espacio que antes ocupaba ella, mirándome burlona.
Ya solo en la cola, no podía quitármela de
Llegó mi turno y olvidé el tema, hasta que hace un rato me he acordado de ella. No paro de pensar que tal vez debiera haberle pedido el número de teléfono, o darle el mío, para así poder charlar tranquilamente hasta acabar con la duda.
Supongo que ahora tendré que esperar hasta que, accidentalmente, volvamos a encontrarnos. Tal vez entonces descubramos de qué nos conocemos.
Nunca dejarán de sorprenderme las coincidencias.
11 comentarios:
Que intriga!! Quien será? Tenías que haberle pedido el movil, ahora lo único que te queda es pasarte más a menudo por el sitio donde la volviste a ver por si se vuelve a pasar... Sé que eres capaz,jeje.
1 abrazo!
A ver, la chica era guapísima, pero tampoco pasa nada, ya volveré a encontrármela por ahí...
En cuanto a lo de pasar más a menudo por donde pueda estar... ¿no llevamos mucho tiempo queriendo quedar para tomar unas bravas en el Ágora? jeje...
¡Un abrazo!
Ya sabes que nunca digo que no a unas bravas..
¡Ese es mi Álvaro!
Yo en estos casos siempre acudo a google: Marina ojos glaucos valencia. No la encuentrarás ni a la de tres pero... al menos lo intentaste
Al menos sabes que no es de Castellón...que ya es un buen comienzo!!! (que nadie se ofenda que es una bromilla entre Javi y yo).
Besitos
Como ha apuntado Sirenita, ni buscando en google he conseguido dar con ella; ¡y eso que dicen que ahí se encuentra todo!
¡Vaya desastre!
Nineta, no me malinterpretes. No pretendo más que saber de dónde salió, nada más...
Un beso a las dos!
me encantaría ser ella sólo por la intensidad y delicadeza,por cmo la describes...un besito visitaré tu blog a partir de ahora!
que tal javi? Hacía bastante que no me pasaba por aquí, pero veo que sigue siendo de los mejores blogs por los que me paso muy de vez en cuando.
Espero que te pase como siempre pasa, y en cuanto menos te lo esperas se te enchufara el cerebro y te saldrá el dónde y cuándo.
Un abrazote!!!
Esa anónima, que de la cara!
Buf, ¡qué de respuestas!
En primer lugar, creo que Anónima ha sido muy generosa conmigo, pero de todos modos, agradezco mucho su comentario, me he sentido muy halagado.
A Pablito, sólo decirle que puede que esta semana reciba un paquete en su casa de Glasgow... o puede que la semana que viene ¡nunca se sabe!
A Álvaro, decirle que ayer se perdió una visita a la sala de espera y su café resucitador...
Besos para ellas, abrazos para ellos!
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