Vivir para siempre
Lo siento. Sé que prometí escribir sobre cosas más mundanas, pero la idea de la Vida Eterna me mantiene despierto, dando vueltas, intranquilo. Me ha sacado de la cama con ganas de escribir un poco.
Hace unos años, pensando en la muerte de mi abuelo Gregorio empecé a madurar la idea de Vida Eterna que hasta ahora me ha resultado más convincente. La idea de un Cielo infinito, donde revolotear (¿acaso los ángeles no andan?) durante toda la Eternidad no me acababa de tranquilizar. Llamadme escéptico, pero no lo acababa de ver.
Cuando llegamos al mundo, lo hacemos solos. Excepto nuestra familia, nadie cuenta para nosotros, y nosotros no contamos para nadie. Estamos prácticamente solos.
Sin embargo, eso cambia a medida que crecemos: nuestra vida se convierte en una pasarela por donde desfilan compañeros de guardería, de pupitre, de equipo; seños, profesores… amigos. Poco a poco, nuestro mundo se ensancha, y dejamos de estar solos.
Mucha de esa gente está simplemente de paso. Llegan, hacen lo que tienen que hacer y se van, cayendo en el olvido al cabo de poco tiempo. Sin embargo, a veces llega alguien que consigue marcarnos, que nos cambia para siempre, que se queda en nuestra vida. Así, muesca a muesca, todos cambiamos, crecemos.
Dicen que somos la suma de nuestras experiencias. Yo puntualizo: somos la suma de nuestras experiencias y de la gente que pasa por nuestra vida. Porque siempre habrá una parte de ellos que vivirá para siempre con nosotros, y una parte de nosotros que vivirá para siempre con ellos.
Partiendo de esa premisa, creo que mi abuelo seguirá vivo mientras mantengamos vivo su recuerdo su recuerdo. Mientras le echemos de menos. Eso es, al menos para mí, la Vida Eterna: ser recordado por aquellos a los que quisiste. Porque yo no necesito una Eternidad; me basta con haber dejado un buen recuerdo en la gente con la que traté. Y no es poco.
Un beso, abuelo. Te echo de menos.
Hace unos años, pensando en la muerte de mi abuelo Gregorio empecé a madurar la idea de Vida Eterna que hasta ahora me ha resultado más convincente. La idea de un Cielo infinito, donde revolotear (¿acaso los ángeles no andan?) durante toda la Eternidad no me acababa de tranquilizar. Llamadme escéptico, pero no lo acababa de ver.
Cuando llegamos al mundo, lo hacemos solos. Excepto nuestra familia, nadie cuenta para nosotros, y nosotros no contamos para nadie. Estamos prácticamente solos.
Sin embargo, eso cambia a medida que crecemos: nuestra vida se convierte en una pasarela por donde desfilan compañeros de guardería, de pupitre, de equipo; seños, profesores… amigos. Poco a poco, nuestro mundo se ensancha, y dejamos de estar solos.
Mucha de esa gente está simplemente de paso. Llegan, hacen lo que tienen que hacer y se van, cayendo en el olvido al cabo de poco tiempo. Sin embargo, a veces llega alguien que consigue marcarnos, que nos cambia para siempre, que se queda en nuestra vida. Así, muesca a muesca, todos cambiamos, crecemos.
Dicen que somos la suma de nuestras experiencias. Yo puntualizo: somos la suma de nuestras experiencias y de la gente que pasa por nuestra vida. Porque siempre habrá una parte de ellos que vivirá para siempre con nosotros, y una parte de nosotros que vivirá para siempre con ellos.
Partiendo de esa premisa, creo que mi abuelo seguirá vivo mientras mantengamos vivo su recuerdo su recuerdo. Mientras le echemos de menos. Eso es, al menos para mí, la Vida Eterna: ser recordado por aquellos a los que quisiste. Porque yo no necesito una Eternidad; me basta con haber dejado un buen recuerdo en la gente con la que traté. Y no es poco.
Un beso, abuelo. Te echo de menos.
3 comentarios:
Da como cosa comentar este artículo, es como muy íntimo, como un homenaje a tu abuelo.
Javi eres un maestro de las palabras, 1 abrazo muy fuerte.
FREE HUGS!!! Llevas razón, a vecs hace falta un abrazo y parece q este mundo no kiere darnoslo. Cuand m veas pueds hacerlo sin tener motivos, sólo xq si. Porque aunq keramos dejar un buen recuerdo en las personas q nos han importado, a veces es triste darse cuenta cuand alguien nos deja de que no le hemos sabido demostrar bien td lo q significaba xa nosotros. No esperemos a mañana, seamos felices hoy, sonriamos hoy, abracemos hoy, vivamos hoy.
1 bsazo enorme!!!
PD: m encanta tu web, no sé como no m habia pasad x aki antes.
Este es uno de esos posts que realmente son para mí mismo; una reflexión en voz alta...
Gracias por tus ánimos Álvaro, eres uno de los principales motivos que han mantenido este blog activo...
A Elena, mi eterna alumna tutelada, gracias por pasarte por aquí. Cuenta con mi abrazo, eso no lo dudes.
Un abrazo!
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