sábado, marzo 10, 2007

La fuga de Nunca Jamás

Aunque llevaba un tiempo pensándolo, hoy lo he visto claro. Estoy harto de ser un niño perdido.

Empiezo a notar cómo mi vida en el país de Nunca Jamás está llegando a su fin. Dudo que vuelva a tener algo tan bueno como esto, pero es que ya se ha agotado, ya no da más de sí. Miro con envidia a los valientes que volaron de vuelta al mundo real, que eligieron crecer, que se han hecho mayores, y espero mi turno para seguir sus pasos.

Tengo veintitrés años -casi veinticuatro, como siempre apunta mi padre- y necesito hacer algo con mi vida. Ya me he cansado de tanto juego. Quiero asumir responsabilidades, crecer, afrontar nuevos retos.

¿No padeceré acaso el síndrome del Capitán Garfio?

Empiezo a preparar mi viaje, y me doy cuenta de que no puedo perder tiempo con tonterías, de que debo concentrarme en las cosas importantes, aun a costa de dejar de hacer otras más divertidas. Madurar, al fin y al cabo.

Campanilla no me coge el teléfono. No lo hace desde que hace un par de meses le confesé que la idea de marcharme rondaba por mi cabeza. Ayer no quería abrirme la puerta, así que le dejé unas flores en el alféizar de la ventana como despedida.

Aunque me entristece pensar en todo lo que dejaré atrás aquí, en el país de Nunca Jamás, estoy contento porque sé que estoy haciendo lo correcto. Porque, por fin, empezaré a hacerme mayor.

4 comentarios:

Álvaro dijo...

Ye Peter! ¿Ya te coge el teléfono Campanilla? Por cierto, ¿quién es tu campanilla particular?
Supongo que a estas alturas de nuestra vida queremos crecer y hacernos mayores definitivamente, pero te aseguro que luego lo echaremos de menos!
1 abrazo!

Alibaimor dijo...

Qué complicado. No sabía que estas cosas llegaba un día en que podíamos elegir y decidirlas. Te deseo suerte y lo mejor siempre, estés allí o aquí.

Besiuets

GABI dijo...

Me da la sensación de que hace tiempo que dejastes Nunca Jamás porque leyendo muchas cosas de las que escribes en este blog tienes mucha más madurez que amigos que tengo con más de treinta años.
Creo que hace tiempo que pasastes al otro lado. Y no te preocupes, los hombres, madureis o no, siempre llevais un niño dentro.
Besos!

Javi dijo...

Hola a todos!

Álvaro, estoy convencido de que echaremos mucho de menos estos años, porque dentro de poco todo empezará a cambiar; sin embargo, creo que estarás de acuerdo en que va llegando el momento de hacer algo con nuestras vidas, ¿no?

A Nineta, estoy convencido -y últimamente estoy bastante obsesionado con la idea- de la existencia de un punto de inflexión, de un momento donde todo cambia, y de que podemos poner de nuestra parte para que ese momento llegue.

A Gabi, recién "ascendida", muchas gracias por considerarme una persona madura... Creo que este año estoy creciendo mucho personalmente, ¡pero aun me queda!

Y tranquila, todos los hombres seguiremos siendo un poco niños mientras vosotras os empeñéis en ser nuestras madres! :D

Un beso!

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.