El color del verano y otros convencionalismos
Esta tarde he ido de compras con el centro con dos amigos Mercedes y Álvaro. Y creo ni Álvaro ni yo podremos olvidar esta tarde fácilmente: allá donde íbamos, Mercedes señalaba cosas como “pues este color se va a llevar muchísimo este verano”, “pues este no”, “el rojo está cuarto en la lista de los que más se llevarán”… y cosas así.
Es común pensar aquello de que cada uno viste como le da la gana; mejor o peor, pero como a uno le da la gana. Sin embargo, no gozamos de tanta libertad como creemos. Lo plantearé con un ejemplo simplón: Si lo hacía en los 80, ¿Por qué Emilio Aragón ya no se pone zapatillas con el traje? La respuesta es casi inmediata: porque ya no se lleva. Vamos a intentar complicarlo un poquito más: ¿quién ha decidido que ya no se lleva? Muy simple, los diseñadores.
Un momento. ¿Acabamos de llegar a la conclusión de que el pobre Emilio Aragón le duelen los pies siempre que va arreglado por culpa de unos malvados diseñadores? Es curioso. Sometemos una parte fundamental de nuestras vidas como es nuestra apariencia a los designios de, en su mayoría, una banda de gays desfaenados? Pues por lo visto, sí.
Hoy en día la moda es de consumo rápido: las niñas van a Zara un par de veces al mes y llegan a casa cargadísimas. Sus armarios rebosan y nunca tienen suficiente ropa. Lo más curioso de todo es que sólo usan tres o cuatro trapos, posiblemente las últimas adquisiciones, porque todo lo demás es “viejo”. Sin embargo, no es culpa suya: cada dos o tres meses, las revistas femeninas normalmente llenan sus portadas con comentarios del tipo:
¡Adiós look anterior! ¡Hola nuevo look!
15 propuestas para llenar tu armario”
No os estoy animando a que dejéis de comprar ropa, ni a que obviéis los dictados de la moda ya que ésta es, según la gente de la farándula “algo que me encanta, y una forma de expresión artística” (no se nota nada que a ellos les regalan la ropa). Os animo a hacer buenas compras y a sacar alguna vez del armario esa camiseta que tantas alegrías nos dio hace un par de veranos. Por los viejos tiempos.