La gran noticia
Hacía una semana que no se hablaba de otra cosa. En cada descanso, cola en la máquina de café o prolegómeno de examen, las teorías se sucedían a un ritmo vertiginoso, creyendo reconocer en todas partes la sonrisa cómplice del que lo sabe todo, pero no lo quiere decir. ¿Qué era aquello tan importante que Pablo tenía que decirnos el viernes?
Camino del restaurante -el Crapapelata de
Cuando llegué -tarde, como de costumbre- casi todos ya estaban sentados. Saludé rápido a todo el mundo, dejando al misterioso Pablo para el final. Mientras le daba el abrazo de rigor, sentí que ya no podía aguantar más, así que le espeté:
- Bueno -y, al mirar alrededor, me di cuenta de que todos ya lo sabían- ¿no tienes nada que contarme?
La respuesta me dejó helado.
- Pues… -el cabrón se hacía de rogar- la verdad es que sí tengo una noticia. Tras lanzar una mirada rápida al grupo, me volvió a mirar y me dijo: María -su novia- se casa.
Un momento. Vamos a pararnos un segundo. Si María se casa es que… ¡Pablo se casa! ¡Esa era la gran noticia! De repente sentí que me había quedado helado, mirando a mi amigo con la boca abierta, provocando su carcajada.
- Tío... -estaba intentando pensar algo acorde con ese momento- ¡que te casas! -vale, no había sido algo memorable, pero me habían pillado por sorpresa- ¡que os casáis!
Después de una representación de la pedida (a la que no estamos invitados), con anillo del todo a 100 incluido, empezamos a cenar entre bromas, abrazos varios y un montón de buenos deseos. Paco y yo recibimos el encargo de organizar la despedida de soltero, y en seguida nos pusimos a barajar ubicaciones, fechas y bromas varias para la fiesta. La boda es en octubre, y no teníamos tiempo que perder.
Ha sido al volver a casa cuando, al sentarme en mi mesa para estudiar, he vuelto a pensar en mi vida congelada. Técnicamente, si un amigo mío se casa… ¿estoy en edad de casarme? ¡Pero si ni siquiera tengo novia!
El tremendo agobio que he sentido me ha reafirmado en mi voluntad de descongelar mi vida, de no dejar pasar las oportunidades, empezando desde ya mismo. Puede que no sea tan difícil, dicen que en las bodas se liga un montón, ¿no?
Pero agobios aparte, sobre todo me he alegrado muchísimo por la pareja, porque han tomado la decisión más importante de sus vidas. Espero que sean muy felices.