domingo, enero 07, 2007

Ilusión

Son aproximadamente las seis de la mañana y me revuelvo inquieto en la cama, incapaz de dormir. Es la noche del día cinco, y si al levantarme de la cama me encuentro con los Reyes Magos, me dejarán sin regalos. Al menos, eso es lo que siempre me dijeron. Como no me apetece comprobarlo, me hago un ovillo y espero a que se me pasen las ganas de ir al salón.

Cloc. ¡Un ruido! ¡Puede que sean ellos! Cierro los ojos e intento hacerme el dormido: no quiero que me vean despierto... Pero sigo tenso, así que empiezo a repasar mentalmente la lista de las cosas que debía hacer, no vaya a ser que se me hubiera olvidado algo. Tras cavilar un poco, resuelvo que cuando lleguen Sus Majestades todo estará a su gusto. Eso me tranquiliza un poco. Clap. Otro ruido... ¿No pueden acabar de una vez?

Al final, me duermo.

Me encanta el momento de levantarme el día de Reyes. Parecerá una tontería, pero soy de los que se siguen ilusionando con la llegada de la Navidad, decorando el árbol, cantando villancicos y todas esas tonterías que tanto avergüenzan a muchos de mis amigos. Y, de todas esas cosas, una de las mejores es el día de Reyes.

Les decía a los Reyes Magos en mi carta de este año que, después de mucho tiempo, me había dado cuenta de la verdadera naturaleza de su magia. Ésta no estriba en poder entrar en todas las casas, ni en conocer todas las direcciones, no en recorrer el mundo en una sola noche. No. La magia de los Reyes Magos reside en su capacidad para ilusionarnos a todos, de hacer que caminemos nerviosos hacia nuestro zapato para ver qué nos han dejado.

Y nada de esto ocurriría sin todos esos Reyes Magos que hacen posible que conservemos la ilusión. Que se patean la ciudad para encontrar algo sorprendente, para dar con aquella camisa que un día nos gustó cuando pasamos por el escaparate; que nos llenan el zapato de caramelos. A todos aquellos que hacen que volvamos a sentir la ilusión de un niño cada seis de enero, gracias.

Nunca dejéis de ilusionaros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi también me cuesta dormirme la noche del día 5, pensando en los regalos de Reyes.
Por cierto, ¿qué te han traído?

Alfonso dijo...

Cuando éramos peques lo celebrabamos también por la mañana. Recuerdo una imagen imborrable de levantarme y ver un tren electrico funcionando en el salon...
Después, adelantamos la tradicion a la noche de reyes, y no a la mañana, cuando ya descubrimos que habíamos sido victimas de nuestra inocencia...
Aun así yo sigo sigo siendo de reyes antes que del anglosajon globalizador papa noel.

Abrazo!

Javi dijo...

Después de hablar con una amiga que dice que dejó de celebrar la noche de reyes hace algún tiempo, me mola ver cómo hay gente que sigue celebrando la fiesta...

Yo también recuerdo, cuando era pequeño y lo tenía todo montado en la terraza de casa... Por lo visto sólo tenía interés en las cosas si ya las veía montadas...

Este año me han dejado un despertador-proyector (te sale la hora en el techo), unos guantes de cuero, un jerséy, una colonia, medias de fútbol... no había pedido nada más.

¿Y a vosotros?

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