jueves, agosto 24, 2006

Crónica de un FIB anunciado, Parte II

La visión del camino de la muerte nos dejó un tanto decepcionados: ni venta de drogas, ni ataques, ni nada… ¡se nos había caído un mito! Afortunadamente, la constante presencia de guiris semidesnudas a causa del calor hizo que la experiencia no nos resultara del todo traumática.

Por fin estábamos a las puertas del FIB. La gente se apelotonaba en las colas de entrada, donde unos seguratas lidiaban con unos fibers que, como nosotros, estaban histéricos porque el concierto de Babyshambles había empezado. No es por nada, pero la imagen tenía un punto poético que no pasó desapercibido a ninguno de grupo… menos a Lopa (que antes no se había quitado la camiseta).

Sin tiempo para mirar el mapa, entramos directos a la carpa fiberfib.com, donde ya no cabía nadie. Para muchos el concierto de BabyShambles iba a ser de lo mejorcito del FIB, y nadie se lo quería perder, así que, tambaleantes a causa de la cerveza y el calor, tuvimos que abrirnos paso a empujones hasta conseguir hacernos un poco de hueco a mitad de carpa, en el lado derecho.

Pero nuestro esfuerzo mereció la pena; hacía un calor increíble, es cierto, pero el concierto fue genial. Además, el calor es algo que se debe asumir en una carpa fibera: pese a que la organización no dejaba de rociarnos con agua, el calor de los cuerpos cada vez pesaba más, hasta que al final lo olvidabas.

Doherty, entonces, cumplió: aunque el concierto no fue gran cosa (el registro de BabyShambles da para lo que da), fue muy divertido, muy gamberro. Además, el momento "Fuck Forever" fue apoteósico.

Al acabar el concierto, tocaba reponer fuerzas: compramos unos gofres, y mi queridísimo Viana (un colega de teleco) se encargó de que mi vaso no estuviese nunca vacío… Una vez se nos pasó el sofoco de la carpa y llenamos el estómago, volvimos a ser personas, y nos lanzamos a descubrir lo que el FIB podía ofrecernos.

Tras un breve reconocimiento del terreno (al final del día seguía con la sensación de no conocer todo el recinto), les presenté a todos a mi amiga Marta de teleco, que estaba de voluntaria. Puede que haya quien lo intente desmentir, pero el feeling con Javi DJ fue evidente desde el primer momento…

Sin embargo, no todo era encontrar el amor en el FIB: habíamos venido a por música, y por eso abandonamos el mundo mágico de los corazoncitos: en la carpa, the Walkmen nos entretuvo mientras hacíamos tiempo para que empezase el concierto de the Futureheads, decisión que luego lamentamos: aunque en la carpa nos lo pasamos genial, en el Verde lo tuvimos crudo para poder ver a la última sensación británica. A lo lejos, pues, pudimos corear el “ayayaya…” de "Man Ray", y de paso, conocer a algunas amables guiris… que tampoco nos hicieron demasiado caso. (Nota mental: a partir de ahora llevar siempre la camiseta, como dice mi hermana… tengo un “cuerpo raro”).

Tras the Futureheads, hicimos otro pequeño parón: era la hora de cenar, Marta tenía que volver a su stand, y Pablo quería darse una pequeña vuelta por la zona VIP (seguro que sólo para recordarnos que él era un VIP).

Casi todos nos decantamos por la pizza, y casi todos nos enfrentamos al mismo problema… ¡la pizza era enorme! ¿Cómo comerla? Pues bien, como buenos guarruzos fiberos, doblamos la pizza en dos y rezamos para que el tomate y los champiñones que iban cayendo al suelo no nos mancharan nada. Como después de cenar nos sobró algo de tiempo, Páncrat y yo aprovechamos para hacer una de esas cosas casi obligatorias en todo festival: comprar unas camisetas, decantándonos finalmente por unas de Arctic Monkeys. Como era de esperar, nos las pusimos e íbamos por todas partes diciendo que éramos hermanos…

Cuando la historia de las camisetas empezaba a cansarnos (tentado estuve de comprar una en la que decía "Follo mejor que bailo"), en el parquecito empezaron a escucharse los primeros acordes de the Pixies. En las imágenes de las pantallas gigantes, parecía que la gente se lo estaba pasando bien, así que pensamos que sería una buena idea acercarnos para allá.

Pero nos habíamos equivocado. Ir allí había sido una mala idea. Cuando no habían pasado diez minutos desde nuestra llegada, el concierto se suspendió por temor a las avalanchas. Como no sabíamos cuando se reanudaría, aprovechamos para ir al baño, comprar un par de cervezas y ganar posiciones junto a un grupo de guiris… De la reanudación recuerdo poco, a excepción del mítico "Where is my mind?", que sonaba al final de El Club de la Lucha.

Acabaron los Pixies y, tras un par de intentos frustrados de entablar contacto internacional, decidimos volver a la zona comercial (donde el corazón de Javi DJ latía con más fuerza) y recuperar fuerzas de cara a the Strokes, que empezarían una hora y media más tarde…

(continuará)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Corroboro el feeling que había entre tu amiga Marta y J@vi DJ. Por supuesto que él lo negará, ahora que parece que ha engatusado a una en Benicassim, pero estoy contigo Javi.
Gran artículo, por cierto. EL siguiente tiene que ser la leche, porque el concierto de The Strokes fue la bomba, lo mejor del viernes, así que ya te lo puedes currar, 1 abrazo!!!

Alfonso dijo...

La camiseta de arctic monkeys mola bastantes, sí. Lo malo es que el pobre Alvaro apenas tiene opción de ponérsela, ya que su brother la tiene monopolizada, jeje.
Yo busqué una a rallas rojas y negras del palo Franz Ferdinand, aunque yo ya estaba interesada en ella ya que Yann Tiersen ya la llevaba, ya que es super francesa. A ver si en mi visita a Paris cae.

Alfonso dijo...

interesado, no interesada, que como bien dices, escribir a las 3 y pico de la madrugada tiene sus cosas...

Javi dijo...

El insomnio, que no perdona...

"Yo ya estaba interesado en la camiseta rollo Franz Ferdinand..." Jeje, siiii... claaaarooo...

Alfonso dijo...

Hace más de un año que ando detras de esa camisa. Mira Aquí y lo entenderás.

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