viernes, diciembre 29, 2006

Rutina

Estas Navidades casi no he salido de casa. Es por eso que los libros se amontonan en mi mesa, por el suelo, en lo que parece querer convertirse en una montaña; en el Everest del conocimiento. Celia, la señora de la limpieza, ha dicho que no me limpia el cuarto en esas condiciones. La verdad es que ya me da igual.

A medida que se acerca enero, los estudiantes vamos perdiendo nuestra famosa calidad de vida. Dormimos y comemos menos. Suspendemos temporalmente los vínculos con el mundo exterior. Nos descuidamos. A veces pueden pasar un par de días sin que nos quitemos el pijama, sin que nos demos cuenta de que hay que ventilar el cuarto porque allí no hay quien entre, porque apesta a nosotros. De que apestamos.

Nadie dijo que estudiar fuera fácil.

Es de noche y todos duermen. Antes de meterme en la cama me paso, hambriento, por la cocina. Si estuviese durmiendo, ahora no tendría hambre. Pero no estoy durmiendo. En la penumbra, furtivo, busco algo sano, pero al final sólo encuentro algo de chocolate y un poco de mermelada. Genial. Viva la dieta mediterránea.

Apago las luces y me acurruco en mi cama, que está helada. Mientras me doblo sobre mí mismo, buscando calor, escucho los ruidos de la casa. Nada. Todo está en silencio. El mismo silencio que me despertará mañana, cuando todos se hayan ido, que no me dirá que ordene mi cuarto, que hoy es viernes, que esta mañana tampoco saldré de casa.

La ordenada rutina del estudiante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Odio la rutina de los meses de exámenes. Todos los días son iguales, incluso los sábados y domingos. Llega un punto en que no se en qué día de la semana vivo, me pasa muy a menudo.
Las Navidades y el verano no han vuelto a ser lo mismo desde que empezamos la universidad, se han convertido en fechas temidas y odiosas. Una auténtica pena.
Aunque como dices Javi, al acercarse enero perdemos nuestra famosa calidad de vida, pero enseguida vuelve para quedarse varios meses, así que no está tan mal
1 abrazo!

Javi dijo...

Es cierto que luego vuelve la calidad de vida, pero cuando pienso en la vida estudiantil, lo primero que me viene a la cabeza son esos tres meses malditos...

Un abrazo!

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